Galería de los Uffizi
Filippino Lippi
Pintado sobre una loseta de cerámica, presenta al modelo en busto y tres cuartos de perfil, tocado con un bonete cilíndrico. Sus rasgos han sido modelados con extraordinaria sabiduría, utilizando infinitas gamas de claroscuro que resaltan las líneas más acusadas de su madura fisonomía, las arrugas en torno a los ojos y la vena prominente que surca su sien. La gran calidad técnica de este retrato explica la fama de Filippino Lippi, a quien se encargó la terminación de los frescos de Masaccio en la capilla Brancacci –que cumplió con mucho tacto- y mereció de Lorenzo de Médicis el juicio de considerarlo “superior a Apeles”.
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