Galería de los Uffizi
Pedro Pablo Rubens
Rubens pintó el retrato de su esposa en 1625, poco menos de un año antes del fallecimiento de la dama. Por entonces había alcanzado el artista una celebridad tal que se veía obligado a atender numerosos e importantes encargos, tanto para personajes regios, como para comunidades religiosas, cabildos catedralicios, iglesias y capillas gremiales. Al retratar a su primera esposa, Rubens ha sabido captar la vivacidad de un rostro de treinta y cinco años de edad, presidido por bellos ojos almendrados que hacen olvidar la vulgaridad de unos rasgos que han dejado de ser jóvenes. Entrada en carnes, la modelo tiene una expresión afectuosa y bonancible que sin duda corresponde a la realidad sicológica del personaje. “En verdad que he perdido una excelente compañera –dijo Rubens a su muerte-. El solo remedio a todos los males es el olvido que engendra el tiempo.” Cuatro años más tarde, el artista se casaría de nuevo, esta vez con una sobrina de Isabel Brandt, la joven Elena Fourment.
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