Galería
Borghese
Antonio Allegri da Correggio
El cuarteado del lienzo, abrupto
e irregular, es fiel reflejo de la diversidad de circunstancias ambientales y
de los numerosos desplazamientos -se sabe de al
menos once propietarios en la vida de la obra- que ha conocido esta
magnífica composición, invadida por una luz dorada que concede a los cuerpos la
morbidez sensual que es exclusiva de Correggio.
El pintor se propone describir el
suceso de la intromisión de Júpiter en los aposentos de Dánae. Según el relato
mitológico, esta doncella había sido recluida por su padre, Acrisius, rey de Argos, en una torre de bronce. El
monarca había sido advertido por un oráculo de que recibiría la muerte de manos
de su nieto. A pesar de sus precauciones, Júpiter consumó sus amores con Dánae
transformándose en nube áurea, y de ellos nació Perseo, quien tras múltiples
aventuras cumpliría lo predicho por el oráculo. Correggio evoca a Júpiter en la
masa vaporosa que flota sobre el lecho, de la cual procede la cálida luz que
baña las figuras. La doncella se halla reclinada, como resistiéndose a retirar
la sabana, que la cubre precariamente, a instancias de un Eros de apariencia
adolescente. Dos infantiles cupidos afilan sus flechas junto a una mesa en la
que aparece el carcaj. El desnudo femenino adopta una postura de gran
originalidad, con una pierna al lado del lecho y la otra flexionada sobre él.
Tal actitud posee una elevada carga de erotismo y no tendrá continuidad en la
pintura hasta la aparición, en el siglo XVIII, de un género frívolo y
voluptuoso que tiene en Boucher a su máximo representante. La figura de Eros,
que con su brazo extendido y el rostro dirigido hacía la nube parece indicar a
Júpiter que Dánae se halla presta a recibirlo, responde también a un propósito
de originalidad compositiva. Como en muchos otros lienzos de Correggio, la
posición de los personajes, sus brazos, manos y cabezas, fue cambiada en el
transcurso de su ejecución.
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