Salvador Dalí
Esta obra fue realizada en 1929,
el mismo año en que el pintor entra en contacto con Breton y el surrealismo. En
ella se plasman ya totalmente desarrolladas las características de su obra de
este periodo surrealista: las formas viscerales y blandas, distribuidas de
forma inerte en un esquema espacial geométrico. La mezcla de exactitud
representativa e irrealidad en los contenidos, que constituirá el armazón
básico de toda su obra posterior, la representación sintetizada en esta tela de
todas las fobias del artista en forma de saltamontes, el león, el guijarro, las
hormigas, etc., como elementos de choque, y el detalle escatológico de los
calzoncillos manchados de excrementos que tanto perturbaron a los surrealistas,
cumpliendo así su cometido de suscitar el escándalo.
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