Museo D’Orsay
Edgar Degas
Algunas de las escenas que tuvo
la oportunidad de contemplar Degas durante su estancia en Nueva Orleans fueron
pasadas al lienzo por el artista, como si de un fotógrafo se tratara. Así
surgen deliciosas imágenes como el Mercado de algodón, el Ensayo de la canción
o El podólogo. En ésta última recoge el momento en el que la hijastra de su
hermano René está siendo atendida por un podólogo. Su nombre es Josephine
Balfour, fruto del primer matrimonio de su madre, Estelle Musson. La pequeña se
cubre con una toalla blanca; al fondo contemplamos un precioso bodegón con una
jarra, frascos de perfume y un cuenco, elementos situados sobre el mármol de la
cómoda; en la pared vemos unos dibujos que podrían haber sido realizados por la
niña. Igual que hará con las escenas de bañistas, Degas muestra una imagen
intimista, como si el espectador se introdujera en la habitación sin riesgo de
ser visto. Las dos figuras están iluminadas por la luz del sol que penetra por
la ventana de la derecha, provocando multitud de efectos de sombra en los paños
blancos de la sábana que cubre la silla y la toalla de Josephine. Esa sombra es
una luz diferente para los impresionistas por lo que tiene un colorido
especial. Incluso un pequeño toque de luz se aprecia en la calva del podólogo,
acentuando así el realismo de la composición. La zona del bodegón queda más
oscurecida pero se aprecia con claridad las calidades de los objetos. Respecto
al color, vuelve a aparecer el contraste entre blancos y negros que tanto
entusiasmaba a Manet, unido a la tonalidad verde de la pared. El efecto
atmosférico de la habitación provoca que el contorno de las figuras se
difumine, en una imagen cargada de autenticidad.
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