Jacques Blanchard
En esta composición inusual un hombre contemporáneo observa indecorosamente a la diosa y a sus acompañantes mientras descansan. Ninguna de ellas retrocede ante el intruso. Su espontaneidad y belleza, así como la piel desnuda, simbolizan el amor físico y sensual. Las obras de Blanchard son apreciadas en amplios círculos, sobre todo por su virtuosa representación del desnudo femenino y por su agradable colorido.
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