Museo de Bruselas
Pieter Brueghel el viejo
El arcángel san Miguel, con sus espada, su coraza y su escudo cruzado y con el manto flotante, se acomoda a la iconografía tradicional, aunque estilizándola hasta el limite. Lo mismo ocurre con los demás ángeles que planean en el espacio superior, bajo el limbo luminoso con que se indica el cielo., Pero bajo los golpes de sus armas, bajo el estruendo de las largas y curvadas trompetas, está el torbellino de los demonios resistiéndose a precipitarse al abismo. Aquí es donde se despliega la imaginación de Brueghel creando seres insólitos mediante la arbitraria combinación de los más diversos elementos humanos, animales y hasta vegetales. Criaturas monstruosas, patéticas y ridículas al mismo tiempo, deben de encerrar las más extrañas significaciones, los más rebuscados simbolismos en los que no se puede penetrar porque sólo la mente del pintor poseía la clave.
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