Honoré Fragonard
Fragonard sintió también una gran atracción por el estilo de Rubens, cuya influencia es patente. El análisis compositivo y formal pone inmediatamente de manifiesto que el pintor es fiel todavía a los dictados de su maestro Boucher, de quien toma, por ejemplo, algunas de las actitudes de sus desnudos, en particular el que aparece de espaldas al espectador. El examen en detalle muestra en este cuadro una personal caligrafía pictórica, compuesta por pinceladas atrevidas que, en ocasiones, poseen abundantes gruesos. Es un procedimiento al que conviene incluso el calificativo de violento y que se caracteriza por un empaste muy irregular del pigmento, que en algunos lugares permite transparencias de la capa de imprimación. El resultado final es efectista y atrevido.
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