Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Modelo a la que otras veces revistió con los atavíos de las heroínas bíblicas y que aquí aparece representada con su traje corriente, exenta de toda solemnidad, apoyada en el quicio de una puerta, como sorprendida en sus tareas cotidianas. Por eso la pintura es más libre, áspera de pincelada, de materia grasa y densa.
Al menos desde 1649 era criada de Rembrandt y luego su fiel compañera de los años difíciles. Cuando se pintó este retrato ya le había dado al maestro una hija llamada Cornelia.
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