Academia de Venecia
Giorgione
Pieza clave para comprender uno de los cambios más importantes acaecidos en la pintura veneciana a lo largo de toda su historia. Hasta este momento, la figura y el paisaje eran –por ejemplo en la obra de Bellini- unidades independientes. La luz y el color servían para valorar la entidad de cada uno de estos elementos, pero sin proponerse establecer entre ellos una más estrecha relación de sentimientos. Giorgione busca una nueva dimensión, se propone unificar el tema por medio de la transcripción de la atmósfera, que es el nexo natural entre el hombre y la naturaleza. Proporciones, luz y color se combinan, pues, con un nuevo criterio. En el plano técnico, contaba el artista con el bagaje de conocimientos adquirido en el taller de Bellini y, en el estético, con toda la tradición colorista de la escuela veneciana. Por primera vez en la historia de la pintura renacentista, el cuadro eleva a la categoría de protagonista un elemento del medio natural, la atmósfera torva y opresiva que precede al desencadenamiento de la tormenta sobre la ciudad. Las figuras del primer término se hallan subordinadas a él, reducidas al papel de mera referencia para la comprensión del ambiente y las proporciones del espacio.
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