Pinacoteca de Brera
El Greco
Firmado en el cartellino del ángulo inferior derecho, presenta como es habitual al santo arrodillado en el marco oscuro de una cueva, con una calavera en sus manos y en actitud meditativa. A sus pies se halla el lego, fray León, las manos unidas en devota plegaria. Una luz misteriosa desciende del celaje azul que se percibe por la izquierda. Un examen en detalle pone de manifiesto características de ejecución que corresponden exclusivamente a la mano del maestro. En primer lugar, la levedad del toque, bajo el que palpita con efecto expresivo la capa de imprimación del lienzo, compuesta por una tonalidad rojiza. En segundo término, la agitación del pincel, que deposita toques deslavazados, confiriendo a las formas una fluidez que las integra a la atmósfera. Ciertas zonas, como el suelo de roca, poseen una riqueza de transiciones tonales que les concede vida propia. Los burdos hábitos de los dos personajes cobran apariencia inmatérica en virtud de la técnica de ejecución. El Greco renuncia a la valoración de las formas anatómicas que existen bajo los ropajes, de modo que las caracterizaciones del santo y su acompañante residen en las expresiones de los rostros y de las manos. En términos iconográficos, es oportuno señalar que el lego ha sido representado en escorzo para que su faz no compita en interés con la de la figura principal.
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