Auguste Renoir
El tema de desnudo femenino permitió a Auguste Renoir un ejercicio de síntesis de luces y calidades que no tiene paralelos en la historia de la pintura anterior. En esta obra revela su interés por conjugar la armonía anatómica con un ambiente luminoso en el que se dan múltiples matices. Ello proporciona a la epidermis del desnudo una variedad de tonos que posee las irisaciones del nácar. Enmarcando la figura, una vegetación en la que se citan gamas azules, verdes y amarillas, realzando los valores formales y cromáticos del tema principal.
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