Paul Gauguin
Al primer viaje a Tahití corresponde esta obra, lienzo realizado en 1892 que muestra la inicial preocupación de Paul Gauguin por recoger las ceremonias que componen la trama de la vida insular. En el primer término aparecen un perro y dos figuras femeninas, una de ellas en actitud de tañer una flauta; al fondo, tres personajes veneran un ídolo monumental. La inserción de las figuras en el paisaje, compuesto por planos de diversas tintas planas, produce un efecto decorativo que tiene afinidades en las artes populares. Los propósitos perseguidos por el artista fueron explicados así: “Obtengo de la disposición de líneas y colores sinfonías y armonías que no representan nada real, en el sentido vulgar de la palabra, que no expresan directamente idea alguna, pero que deben hacer pensar al igual que hace pensar la música, sin apoyo de ideas o imágenes, simplemente por las afinidades misteriosas que existen entre nuestros cerebros y dichas disposiciones de colores y líneas.”
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