Museo nacional de Estocolmo
1897
140 x 98 cm. Óleo sobre lienzo
1897
140 x 98 cm. Óleo sobre lienzo
Anders Zorn
Anders Zorn como huésped de su ilustre colega, el príncipe Eugenio, que también era pintor, se entusiasmo ante el baile que con ocasión del solsticio de verano se celebraba en la luz que no se extingue de la noche boreal.
Aunque el reloj marque una hora avanzada, no ha oscurecido y las parejas vestidas con trajes típicos bailan ardorosamente sobre la hierba, ante la vetusta mansión de madera y bajo el engalanado poste totémico. El príncipe animó a Zorn y hasta amistosamente le exigió que pintara aquella escena inolvidable. Zorn cumplió su promesa y el resultado es este cuadro, en que el artista dosifica sutilmente la luminosidad del interminable ocaso nórdico y retrata a sus paisanos en una composición dinámica, de amplias masas de color modeladas por la fluidez del pincel. Puede apreciarse la magistral soltura de la ejecución en la pareja central de bailarines.
Ningún otro trozo de pintura podría resumir con mayor autenticidad el espíritu de la pujante escuela sueca que este cuadro fechado en 1897.
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