John Robert Cozens
Hay un árbol protagonista, un castillo que humaniza el paisaje y detrás la dilatada lejanía de la llanura tirrena.
La importancia de este cuadro consiste en que está pintado a la acuarela y es anterior a las obras de Constable y de Turner, maestros nacidos más de veinte años después que Cozens.
No es de extrañar que éste no tenga todavía un concepto claro de las posibilidades que ofrece la acuarela por su transparencia y su fluidez, que la hacen esencialmente distinta del óleo como instrumento de representación gráfica. Por el contrario, Cozens se esfuerza en conseguir efectos de volumen, de calidad y de materia comparables a los de la pintura al aceite. Y prácticamente lo consigue gracias al virtuosismo con que domina el procedimiento.
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