Pedro Pablo Rubens
Cuadro clamoroso en que resuenan los rumores del bosque, las trompas, los gritos de los hombres y los alaridos de las bestias. Todo es vertiginoso en la exaltación barroca de este cuadro: los caballos que persiguen a la fiera, los perros que se lanzan sobre ella, los hombres de a pie que esperan a la alimaña para rematarla.
Ahora bien, todo este torbellino venatorio está perfectamente ordenado y dispuesto por grupos dentro de la fragosidad del bosque. Las resonancias y los ecos están distribuidos como los sonidos de una orquesta en la que el pincel de Rubens hace oficio de batuta. Y de todo ello emana una sabia armonía, tan admirable en su conjunto como en la perfección de cada detalle.
Es obra de la plenitud del artista y uno de sus más bellos paisajes.
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