Salvador Dalí
Este cuadro es un ejemplo ilustrativo de la teoría de la “paranoia crítica” de Salvador Dalí. Se trata de la representación de imágenes suscitadas por la libre asociación de ideas, a partir de formas originadas por el azar. Los precedentes pueden hallarse en Piero di Cosimo o en Leonardo da Vinci. Formalmente, el cuadro presenta el estilo minucioso y realista, servido por una técnica precisa que permite los efectos de trompe l’oeil, la disolución y la deformación de los objetos. Los “relojes blandos” que en él aparecen tendrán continuidad en la obra daliniana, y serán asimismo realizados como objeto real y funcional treinta años más tarde. André Breton se permitió también , como en el caso de Brauner, “excomulgar” al pintor, lo que resulta injustificado a todas luces, puesto que su arte procede efectivamente de la estética surrealista y de un subconsciente que se halla bajo el signo de la imaginación, el erotismo, el sadismo y la escatología.
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