Frans Hals
Es necesario que recordemos las dimensiones de este retrato, 25 centímetros escasos en el lado mayor. La reproducción podría hacernos creer que se trataba de una figura de tamaño natural. Porque el pintor la ha planteado con la misma grandeza y se ha complacido en los detalles como si fuera mucho mayor. El tamaño no ha sido obstáculo para que la asombrosa habilidad de Hals capte agudamente el temperamento del personaje y nos lo presente, plácido y bonachón, con su cuello de encaje y su ancho sombrero.
El pintor no ha tenido más que tomar un pincel más delgado y aplicar su técnica habitual, sin que le fallen la visión ni la mano. La pincelada suelta y vivaz tiene la justa proporción, las luces y las sombras se mezclan con sutiles gradaciones y, en definitiva, Hals no ha hecho más que reducir su propia escala.
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