Mateo Cerezo
Cerezo se inspira en este caso en la obra de Van Dyck, de la que procede la disposición de la figura y las gamas sordas del cuadro, cromáticamente dominado por el manto rojo de Cristo. Su faz, sin embargo, posee una expresión patética (traducción del dolor humano que traspasa al Redentor) que es puramente hispánica. Las calidades de las carnaciones denotan asimismo el estudio por el pintor de la obra de Tiziano. Este cuadro, pintado hacia 1665-1670, constituye una buena muestra de la capacidad expresiva de Mateo Cerezo en el tema religioso, que por lo general compuso con una aglomeración de personajes que resta valor al mensaje que el artista trata de comunicar.
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