Odilon Redon
Esta obra denota, en el plano técnico, la dedicación de su autor al pastel, técnica de la que procede la utilización del óleo en forma difuminada, lo que determina las calidades mórbidas de la figura encerrada en un óvalo que centra la composición. El cuadro posee un sentido simbolista y una atmósfera de irrealidad. Redon explicó así su personal proceso creativo: “Tras el esfuerzo de copiar minuciosamente un guijarro, una brizna de hierba, una mano, un perfil o cualquier otra cosa del mundo vivo o inorgánico, siento que se produce en mí una ebullición mental; entonces aparece el imperativo de crear, de abandonarme a la representación de lo imaginario.”
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